Manifiesto SOMOS

Es una radiografía para entender lo que somos como seres humanos, una visión panóptica que refleja cómo la realidad puede ser manipulada para generar sesgos que dividen y polarizan a la humanidad. Cómo las estructuras de poder emplean estrategias para controlar a los individuos haciendo que cumplan sus caprichos.

Haremos un recorrido evidenciando la manera en que los medios de comunicación han influido en el control de la población, alterando el balance de cada individuo para manifestar un arquetipo de su personalidad, sin que este tenga control del mismo, haciéndolo víctima de las circunstancias y manteniéndolo en la ilusión de “un mañana mejor”.

Sin importar la raza, creencia, color, idioma, sexo, género, lugar de nacimiento, la religión, ideología política, los gustos y motivaciones, la posición socioeconómica o el nivel educativo, el ser humano es inherentemente igual por naturaleza y su poder es el libre albedrío para decidir la dirección de sus acciones. Sin embargo, el entorno precisa de un desbalance provisto por la infinidad de combinaciones arquetípicas que se forman a partir del nivel de conciencia con el que cada individuo ha construido su identidad, es decir, de lo que ha permitido que se guarde e imprima en su SER.

Es necesario comprender que el amasijo de creencias tergiversadas por la mala interpretación, resultado del facilismo y pretensión de acceder a cualquier beneficio sin el mérito para comprender las leyes de la naturaleza, el universo y por ende la vida del ser humano, nos ha llevado al resultado que vivimos, siendo idiotas jugando con un gran poder sin saber como funciona y hablando de cosas ante las cuales decimos “ES QUE ES MUY DIFÍCIL SABER LA VERDAD” o “SÍ, YO SÉ” o cualquier otra excusa para justificar la ignorancia como determinante de nuestras decisiones, cuando en realidad es por la pereza y procrastinación de la cultura que hemos resuelto crear al decidir olvidar que la verdad es solo una y que nace con el humano.

La historia que conocemos hoy se ha contado en 6ta persona (tercera persona del plural) es decir, “ELLOS”, atribuyendo poderes extraordinarios a ciertos seres que por una vía u otra han alcanzado la manifestación voluntaria de los saberes, por el mérito del conocimiento práctico de las leyes universales de la vida. Leyes que nada tienen que ver con las normas e imposiciones que individuos han promulgado a través de la historia reciente y que por mucho dejan vacíos, que crean a la fuerza narrativas para normalizar hechos, aceptándolos sin detenernos a reflexionar sobre cuán absurdas resultan.

Los medios de comunicación de la información humana que hoy conocemos, tienen un tinte común donde se mantiene al ser humano inmerso en recontar la misma historia de dioses y demonios, llevando a percibir todas las narrativas como fantasías aspiracionales llenas de supersticiones que solo se pueden imaginar.

Poner las historias en primera persona nos permite replantear la forma en que percibimos la realidad, haciéndonos responsables de nuestras acciones y dejando de responsabilizar a otros por el resultado de nuestras decisiones individuales, con la conciencia de saber que esas historias muestran cómo esos seres respiraban igual que nosotros, comían igual que nosotros, sentían y expresaban sus sentimientos y emociones igual que lo hacemos nosotros, solo por el hecho de ser humanos, igual que nosotros. Por conclusión, esos “poderes” también están contenidos en nosotros, pero decidimos olvidar como funcionamos y como nuestro funcionamiento se rige por las mismas leyes que rigen TODO.

Desconocer las leyes que rigen el funcionamiento de nuestro organismo no significa que este no las siga. Es imperioso comprender como funciona nuestro organismo, la correspondencia armónica con las escalas fractales de todos los sistemas en todos los universos, y como las verdades arcanas son una exegesis de la verdad para conciliar los muchos tópicos, aparentemente, contradictorios y paradójicos entre LA ENERGÍA, la MATERIA y EL ESPÍRITU. Lo que a menudo desanima y disgusta al principiante, sin embargo, son la clave maestra con la que puede acceder al entendimiento de la UNIDAD.

“LA VIDA ES TAN SIMPLE COMO LA CONOZCAMOS O TAN COMPLEJA COMO LA IGNOREMOS”

Reflexionar acerca de cómo el ver la vida ajena a nosotros, nos ha hecho examinarla desde el punto del espectador, aislándonos de comprender que la vida funciona bajo principios L-MENTALES que también nos rigen. Hemos cambiado el balance del planeta y por consiguiente el de todos los sistemas, producto de la manifestación arrogante de la ignorancia generalizada en contraste con la supuesta hiperespecialización sobre un tema en particular.

La narrativa de “la sociedad moderna” trata de convencernos mediante el bombardeo publicitario que la felicidad consiste en la satisfacción de los deseos, consumiendo más y teniendo más y más cosas. Sin embargo, esa supuesta felicidad no es duradera y cuando el deseo ha sido satisfecho, el ser humano se siente frustrado, pues la felicidad se le ha escapado de las manos, sintiendo la necesidad de satisfacer nuevos deseos que lo llevan a un carrusel sin fin. 

Al nacer entramos en un sistema que nos educa y forma para seguir unos caminos más o menos determinados, a medida que vamos creciendo empezamos a instruirnos al ir a una escuela o colegio, sea público o privado, formamos nuestra base de información a partir de las realidades y mentiras de quienes nos rodeamos y las cuales repetimos hasta guardarlas en el subconsciente como partes de la realidad, moldeando nuestra personalidad y nuestra identidad, donde conjuga lo que somos, nuestros gustos, deseos, necesidades, motivaciones e intenciones. Durante la juventud empezamos a poner en práctica lo que hasta ese momento hemos aprendido, es la época en la que por nuestra ignorancia o conciencia, según la información con la que hayamos llenado nuestro ser, actuaremos de un modo u otro y lo que decidamos mantener nos acompañará en las demás etapas, pero por el manual de instrucciones que hemos resuelto seguir es común que durante esta etapa seamos arrogantes, briosos e insolentes cerrándonos a conocer la vida y a nosotros como parte de ella. 

La felicidad permanente no proviene de la satisfacción de nuestros deseos, sino de vivir una vida plena y consciente, descubriendo íntimamente quiénes somos y por qué hemos nacido en este planeta. No obstante, para alcanzar esta felicidad auténtica se hace indispensable un cambio radical de nuestra forma de pensar y sentir. En la actualidad, el conocimiento está compartimentado y en propiedad de especialistas e hiperespecialistas. Sabios ignorantes, pues conocen su propia especialidad en profundidad, pero ignoran todo lo demás. Esto dificulta la comunicación entre disciplinas, pero si entendemos todas las disciplinas humanas como partes interrelacionadas de un conocimiento supremo, lógico, coherente y unificador al que se puede llamar alma, podemos descubrir que este saber total verdaderamente existe. 

Las cuatro caras de la pirámide Scientia (Ciencia), Ars (Arte), Civilitas (Política) y Religio (Religión) son una síntesis de las múltiples vías del desarrollo humano y se acercan hacia la unión en la cúspide; Sin embargo, estas cuatro caras están en franca decadencia en la actualidad. La filosofía iniciática habla de regeneración universal de todos los estamentos, instituciones y disciplinas; y la regeneración colectiva es inseparable de una regeneración individual. 

La religión implica volver a unir algo que primordialmente fue una misma cosa y no tiene nada que ver con las instituciones cristalizadas actuales. 

La política debe surgir de la conciencia y no la corrupta politiquería a la que nos hemos acostumbrado. 

La ciencia no debe basarse solo en lo físico y tangible, sino también en lo metafísico, comprendiendo que lo que supuestamente estamos des-cubriendo hoy es en realidad la misma información que desde siempre hemos conocido de la sabiduría primordial, pero que hemos malinterpretado una y otra vez, lo físico y lo metafísico son dos partes de una misma realidad. 

El arte tradicional alude a un conocimiento superior a través de la belleza y la plasmación creativa de los arquetipos y de la naturaleza del alma espiritual. 

Desde una perspectiva iniciática, arte significa contemplar o ver más allá; que se manifiesta en oposición al arte profano mercantilizado, basado en las bajas pasiones y en el caos de la mente de deseos. La contemplación de lo bello nos pone en contacto con nuestra belleza interior, la cual está en nuestra naturaleza trascendente, por esta razón el arte sacro se fundamenta en la representación física de conceptos metafísicos que se vinculan a lo bueno, lo verás y a lo justo instándonos a ser mejores y ayudándonos a despertar la conciencia. 

Esta transformación implica una re-educación, una nueva forma de interpretar el mundo y codificar las señales que llegan a nuestra mente a través de los sentidos. Si queremos un mundo más justo, más virtuoso, sin corrupción, sin violencia, nosotros mismos debemos ser justos, virtuosos, erradicando de nuestra vida toda conducta corrupta y violenta. 

La vida sin rumbo que nos propone la sociedad de consumo, estructurada en torno al materialismo y la ignorancia, nos ha convertido en marionetas de las circunstancias y esclavos de nuestros deseos, la filosofía perenne es una alternativa real que se contrapone a la victimización predominante en el mundo moderno y nos invita a tomar el control de nuestra existencia formándonos integralmente a fin de alcanzar una vida plena. 

Vale la pena vivir de una manera más digna y consciente y atreverse a transitar la senda de los antiguos, aun cuando el planeta entero parece estar yendo en la dirección contraria. 

Al reflexionar en el para qué hacemos lo que hacemos, a menudo nos confrontamos al darnos cuenta que muchas veces estamos empecinados en defender ciertas cosas que en realidad provienen de pensamientos e ideales adoptados como propios de las figuras que nos influencian; de quienes nos rodean, de una figura pública, un ídolo o cualquier otra referencia, algunas veces de forma consiente, otras, en mayor medida, de forma inconsciente demeritando así las cosas por las que supuestamente luchamos. Por ejemplo, cuando trabajamos en algo que no nos gusta, con la ilusión de brindar un mejor estado para nuestros seres amados, intercambiando el pasar tiempo de calidad para buscar momentos esporádicos de alegría como premio por el esfuerzo, sin ver que siempre hemos tenido la posibilidad de crear la realidad en armonía sin necesidad de padecer nada, ni afectar a otros. 

Lo vemos en los padres que motivados por brindar “una mejor calidad de vida de la que ellos han tenido” sacrifican pasar tiempo con sus hijos, ser esa figura guía que oriente y brinde las herramientas necesarias para emprender el camino de la vida, por trabajar para brindar comodidades que solo atienden al consumismo promovido por la publicidad y los medios de comunicación, reforzado por la cultura, la política, la educación y la religión, siendo quienes controlan la narrativa de cómo debemos vernos, sentirnos y pensar. Cuáles deben ser nuestros gustos, deseos, motivaciones, cuáles nuestros miedos y temores, a quién debemos amar y hasta a quién odiar. 

No importa el nivel educativo, ni el estrato socio económico y mucho menos la raza, la religión, la ideología política o los gustos y motivaciones, es una situación que está presente en todos los niveles, unos en mayor o menor medida que en otros, pero en todos presente, instándonos a adoptar posiciones polarizadas frente a lo que defendemos sin darnos la posibilidad de ampliar nuestro campo de visión para percibir el universo de oportunidades que la vida ofrece. 

Lo anterior sucede cuando ignoramos los conocimientos, técnicas, procesos o las herramientas que existen o se pueden crear en un área en la que nos desarrollamos, o cuando por arrogancia o prepotencia al tener algún tipo de privilegio creemos que lo sabemos todo, nos cerramos a la posibilidad de conocer nuevas formas de vivir; esto no significa que no existan y podamos acceder a ellas, significa que ignoramos su existencia.

Existen infinidad de excusas que como individuos anteponemos para justificar las decisiones que tomamos.

Ser idiota también es una decisión.

 

Sea cual sea la razón que empleemos para justificar por qué tomamos esas decisiones, solo llevan a un camino donde se mantienen las apariencias de una vida plena o se cae en vicios para acallar los vacíos y el estrés que genera hacer las cosas porque toca, porque así se nos dijo que debían ser o porque nos creímos la historia de que para hacer y vivir de lo que nos apasiona solo se necesita dinero, al costo que sea.

La vida es simple, es necesario dejar de lado los prejuicios y creencias fanáticas y entender que el conocimiento no ha sido ocultado, ha sido mediado, pero el mantener la ignorancia por aceptar las cosas sin cuestionarnos su origen y buscar las respuestas. Ha sido nuestra decisión, tenemos acceso a la información para comprender la vida, pero hemos preferido vivir entretenidos decidiendo ignorar la responsabilidad de lo que como seres hemos hecho y que enmarca nuestra concepción de la realidad, es así como cada era vuelve e inicia el mismo bucle en un nuevo ciclo (generación) porque en lugar de comprender que lo que se critica o asume, es por repetir discursos ignorantes sin detenerse a reflexionar de donde provienen las narrativas que se siguen, y discernir si son algo que controla su vida o si son pensamientos que se aceptaron en algún momento y se adoptaron como propios.

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